“Hay que fastidiarse con la cantidad de caviar que hay que comer para llevar garbanzos a casa” – Manuel Quintanero.
La cita es en la planta baja del St. Regis. Dentro de un bunker secreto, aparece –sobre tacones de vértigo en una impecable chaqueta de leopardo– Tatiana Ortiz Monasterio… Algo muy bueno debe estar ocurriendo aquí. Sí, Estudio Millesime.
La gastronomía es sin duda apasionante. Un arte latente de conceptos únicos y de las más variadas posibilidades. Es también el más reciente objeto fetiche y de culto, una herramienta de gran poder seductor.
Los anfitriones de la noche salen al encuentro. Manuel Quintanero y sus hijos, Carla y Manuel se delatan de gozo y felicidad. ¿Y cómo llegaron a esto? ”La consecuencia natural de toda mi experiencia de vida”, confiesa orgulloso Manuel padre. Y lo entiendo. Como editor de revistas y guías gastronómicas, Manuel comenzó a hacer eventos y reuniones empresariales que giraban en torno al ejercicio culinario, eventos que derivaron en Madrid Fusión, el congreso gastronómico más reconocido de España. Con su madurez, Madrid Fusión evolucionó en Millesime, potencializando la iniciativa hacia Brasil y luego México. Hoy, además de ser un evento único de una sola cita al año, se convierte también en un exclusivo espacio de entretenimiento de lujo y máxima intimidad. 40 personas, no más.
El sito sorprende por su amplitud y una tenue luz que contagia seguridad. “En este caso aplica el dicho de Raul Ries: `Las cosas que salen bien son casualidad´, asegura Manuel. “El proyecto estaba en la mesa, los elementos –tan ideales y perfectos– se presentaron por decreto, por mera casualidad. Fue estar en el sitio oportuno en el momento oportuno”.
La fórmula de oro: la oportunidad de disfrutar de las enseñanzas y capacidades de los más ingeniosos creativos de la cocina. Para antojar a los conocedores, siempre es necesario revelar algunos nombres. A los mexicanos Arturo Fernández, Javier Plascencia y Pablo Salas se suman los reconocidísimos chefs españoles Joan Roca y Martín Berasategui dentro la lista de amigos que los Quintanero atraen a sus hornos y parillas.
Una comida de seis tiempos acompañada de grandísimos vinos y un par de champagnes después recuerdo y comprendo la primera visión que me enamoró en el primer minuto de este lugar. Pareciera que Martín Berasategui fuera mi entrañable compadre de toda la vida y con su móvil en mi agenda ansío por concretar ya mi próxima visita a España; será por demás divertida gracias a esta nueva amistad.
Carla lo revela feliz, “Continuaremos pasándola bien. Entre nuestros planes se definen cercanos Nueva York, Los Ángeles, Miami y Bogotá”. Manuel hijo confirma: “Mucho trabajo”; “Tan apasionante que da vértigo”, finaliza su padre… ¡Salud!
Escrito por Rodrigo Medina en noviembre 13, 2013